Ayer, bajo el velo de misterio
que envolvía a tu silueta
mi boca te buscaba ciega
en una noche calma y quieta.
Mis ojos no te veían
pero era más importante sentir.
Porque yo sabia que en tus sombras
el calor de tu piel debía seguir.
Y tu solo eras oscuridad
y tu solo eras entrega
y yo que debía llegar
al fondo de la hoguera.
Que fascinante emoción sentir
un fuego que sin luz creabas
y que dentro de mí
un haz de luz brillaba.
Fuego sin luz
ver sin verte
tu dulce piel
bajo mi cuerpo suavemente.
Ya no hay miedos
contigo dejo a mi alma ciega
¡Tómala con tus manos!
hacia ti, mi primavera.
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