Soy de esas personas que piensan o pasan mucho tiempo pensando en cosas que para casi todo el mundo no tienen ninguna importancia o utilidad. Soy de los que pasa harto tiempo mirando a cualquier parte disgregando cosas, pensamientos, procesos, etc. El cielo raso es generalmente el principal escenario de las ideas que pasan por mi mente y una de ellas sucedió hace poco y es una de esas que de alguna forma siempre va sumando material a medida que pasa el tiempo porque soy de alguna manera mas sencible a sus efectos y es el dolor.
Pero lo que pasó por mi cabeza poco tiene que ver con el dolor emocional en primera instancia, sino que tiene que ver con nuestra sensibilidad al tacto y lo que viene después, las emociones, imagino que cada uno va dandole el caracter que quiere o puede.
Para comenzar, creo que lo que voy a decir tiene mucho mas sentido porque he vivido o sentido cosas desde chico que me marcaron.
Cuando pequeño era un niño golpeado. Vivia en la casa de mis abuelos y no era nada anormal recibir fuertes golpes o tirones de oreja de aquellos de parte de mis abuelos, y bofetadas de parte de una nana. Era tan normal para mí que nunca lo consideré como algo que tuviera que acusar a mis papás.
Generalmente esto ocurría porque había hecho algo que no le parecía bien a ellos, cosas de niño que claramente estas personas no tuvieron la capacidad de manejar. Es muy probable que esto pasó antes de que yo comenzara a hacer lo mismo con mi hermano y cuando lo hice fué mucho peor porque los golpes y las razones que tenían mis abuelos fueron con mas "fundamento".
Entonces es que aprendí a digerirlo, a hacerlo formar parte de mi. Así, como una forma de defensa, me lo tragaba y me hacía el duro. Así también fue quedando este dolor e impotencia dentro de mi. Pero por otra parte al mismo tiempo, significó para mi que mis razones para golpear pasaran a segundo plano o que a nadie le importara. Nunca nadie se dió el espacio para conversar conmigo o enseñarme sino que todo quedaba en el maltrato verbal y fisico.
Ese dolor, lo conozco. Conozco sus fases, sé como me afecta fisicamente...sé como avanza por mis nervios y como decae finalmente. Se como duele antes, durante y después y las marcas que puede dejar.
Todos hemos sentido esto alguna vez, todos hemos tenido heridas pero creo que son pocos los que pensamos de que forma nuestro cuerpo y mente las absorve cuando pasa el tiempo.
Después con el paso del tiempo, así como todos yo creo, tuve otras experiencias dolorosas. La tipica picada de abeja, una picada de zancudo, etc. También cuando pequeño me cayó agua hirviendo en un pié, de esas que para evitar algo peor tienen que recortar la zapatilla y luego quitar piel muerta de tu cuerpo.
Mas adolecente tuve un virus que me provocaba el brote de granos, parientes de la verruga, para la cual la unica forma de evitar su propagación era quemándolos con nitrógeno liquido...y no eran pocos, sino muchos que se propagaron por la parte interna de mis muslos, y tenía que ir una vez a la semana a una sesión de media hora en que la dermatóloga iba uno por uno punzando con un cotonito remojado en ese liquido humeante.
La cuestión es que un día me puse a pensar en que me gusta dar placer por medio del tacto. Porque en mis encuentros sexuales siempre me doy el espacio de viajar por medio del tacto y soy creativo en este aspecto. La temperatura de los dedos causa un efecto distinto al acariciar si están frios o calidos. Cuan fuerte presiones con cualquier parte de tu cuerpo provoca cosas distintas y así mismo lo hace el lugar donde se acaricie. Y este ejercicio conciente produce un efecto que es bastantemente concecuente con lo que yo quiero provocar o el efecto que busco...creo que de alguna forma me ando buscando en otra persona, o quiero sentir que otra persona puede sentir lo mismo que yo sentí alguna vez. Y cuando encuentro un efecto desconocido, además de ser una grata sorpresa, es algo parecido a encontrar un tesoro. Es como si te encontraras con un area de la sensibilidad que no conocías de la otra persona y que a veces tampoco de mi mismo. Me gusta provocar todo eso, me gusta explorar el mundo de la sensibilidad fisica o el tacto.
De todo esto que me puse a pensar surgió la cosquilla como uno de los tipos de reacción al tacto y mis ideas tomaron otro rumbo: la cosquilla como una alerta temprana. Entonces, vino a mi la hipótesis de que hay, en la percepción del dolor, dos extremos. Uno podría ser la cosquilla y otro por otra parte puede ser el mas severo que pudieramos imaginar. Pero la cosquilla es el primario, el que comienza mas suave. Generalmente podemos sentir una cosquilla si algo roza suavmente nuestra piel, y es super natural que nuestro cuerpo reaccione fuertemente...es gracioso no?. Un ligero roce y nuestro cuerpo se estremece o convulsiona. Reaccionamos de forma bruta a algo que no parece significar ninguna amenaza.
Asi, es que pensé...claro, la cosquilla es una reacción de alerta, una forma de defensa a cualquier objeto u cosa que pudiera ser suficientemente pequeña pero peligrosa para nuestro cuerpo. Creo que eso es fenomenal. Lo relacioné con una pequeña araña, o cualquier insecto que pudiera invadir nuestro sistema.
En fin, no dejo de creer que me la paso demasiado tiempo pensando en las cosas que me pasan...es que a pesar de ser dolorosas a veces, me entretienen demasiado! jaja
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